Autor: Sorina Priceputu y Alves Lucas
Es imposible no cometer errores. Todos lo hacemos, y en algún sentido es necesario, y es, al fin y al cabo, una forma a través de la cual tenemos la oportunidad de superarnos. Lo que es esencial y más importante es cómo manejamos el error, tanto para nosotros mismos como para quienes nos rodean, para reparar y reducir la mayor cantidad posible de consecuencias.
¿Qué tan grave es el error?
Evaluar el error cometido es fundamental. Un error menor puede pasar desapercibido o corregirse rápidamente antes de que tenga consecuencias, pero uno importante puede ser grave y tener un impacto negativo. Esto último puede, por ejemplo, causar un problema legal o poner en peligro la relación con un cliente o la salud o seguridad de las personas. Las repercusiones son variadas y pueden ir desde una simple observación hasta sanciones o incluso la pérdida del empleo. Esta última situación es excepcional y se alcanza cuando el error es muy grave o reiterado.
Algunas consecuencias de los errores pueden tener efectos a largo plazo (un juicio penal o civil, por ejemplo, una investigación penal o la imposición de una indemnización por daños y perjuicios). Esta es también la razón por la que, para algunas profesiones, existe un seguro mediante el cual se asume parte de la responsabilidad del autor, como es el caso de los médicos, por ejemplo.
La evaluación del error, cuando produce efectos que deben ser gestionados, posteriormente, por el autor y/o el empleador, la hace un superior o un grupo de personas, quienes deben sopesar tanto las causas que llevaron a su ocurrencia como las impacto a medio y largo plazo, pero también las sanciones que debe soportar el empleado o las formas en que se puede corregir la situación.
Afortunadamente, la mayoría de los errores en el lugar de trabajo son menores o promedio, pero la forma en que la persona culpable maneja la situación es fundamental.
Tomando la culpa
Es importante reconocer el error e informarlo a sus superiores. Parece difícil, pero esta actitud es la mejor, siendo la única que puede bloquear la aparición de situaciones agravantes adicionales, incluso para la persona en cuestión. No es necesario informar de errores menores que pueden corregirse rápidamente y no tienen consecuencias. No se recomienda ocultar el error, poner la responsabilidad sobre los hombros de otra persona o simplemente ignorar la situación. Semejante actitud demuestra falta de verticalidad y madurez, falta de profesionalismo y una importante dosis de cobardía. Señalar el error cometido y admitirlo es una demostración de profesionalismo y honestidad, rasgos importantes que siempre son apreciados por compañeros y superiores.
Si se trata de un error colectivo, no es necesario asumir mayor responsabilidad que el hecho, pero tampoco es posible echarle la culpa a otro. Al mismo tiempo, es conveniente renunciar a justificaciones y explicaciones del error cometido, menos aún cuando puedan demostrar, sin posibilidad de negación, que usted no es plenamente responsable de la situación culposa producida o que su culpa es menos de lo que se le imputa. No es aconsejable comparar tu situación con la de otros, ni acostumbrarte a que no hay antecedentes.
Solicitar un diálogo con los superiores
Esto no siempre es necesario, pero si el error tuvo consecuencias graves, es necesario el diálogo con el superior. Es el momento adecuado para hacerse cargo de la situación, pero también la oportunidad de detallar el contexto en el que ocurrió. Además, puede presentar algunos aspectos que llevaron a la aparición del error. Por regla general, un error que produce consecuencias es la suma de una cadena de errores más pequeños que no fueron advertidos, atendidos o corregidos en el momento adecuado.
Cualquier líder puede comprender y aceptar los errores, por lo que una actitud digna y justa, la propiedad y el interés sincero en corregirlos son infinitamente más útiles que las lamentaciones y disculpas exageradas.
Error de corrección
Algunos de los errores cometidos en el trabajo se pueden corregir. Es útil presentar un plan o estrategia para repararlo y revertir o minimizar las consecuencias. Por regla general, quien produce una situación de este tipo pierde parte de su crédito profesional y es mirado con desconfianza. Por eso es necesario cooptar a los superiores (o a algunos colegas competentes) para validar el plan de restauración del error.
Es importante, por el prestigio profesional del culpable, encontrar más soluciones y emprender su implementación. También hay que tener en cuenta los costes que supone la solución encontrada. Es bueno aceptar la intervención de quienes te rodean, de tus superiores y posiblemente, si necesitas validación, puedes pedir ayuda.
Corregir el error es un paso importante, que puede devolver a quien lo produjo a una posición de normalidad en la relación con sus colaboradores y superiores, es la oportunidad de demostrar que dicho error fue un accidente y que el problema que surgió puede resolverse de manera eficiente y rápida. La persona en cuestión debe saber que, en la situación en la que el acercamiento tenga éxito, no debe esperar ningún elogio, aprecio o recompensa. Además, es aconsejable que la implicación en la corrección del error sea en tiempo de quien lo produjo, es decir, horas extras no remuneradas. Se demuestra así elegancia e implicación real en la resolución del problema (o problemas) planteados.
¿Qué haces si cometiste un error por culpa del superior?
Si el error cometido es consecuencia de instrucciones erróneas, de las que es responsable uno de los superiores, afrontar la situación y decir clara y claramente cómo están las cosas. El superior puede admitir su falta y trabajar juntos para corregirla. Si no lo hace, tienes la opción de dirigirte a otro superior o demostrar con argumentos claros y pruebas la situación en la que te encuentras.
En tal caso, donde la culpa es de un superior, puedes buscar aliados, puedes demostrar tu inocencia, pero debes tener en cuenta que esto podría alterar gravemente el ambiente en el trabajo. Las discusiones deben ser privadas, entre los involucrados, preferiblemente en presencia de una persona neutral que tenga poder de decisión. Es recomendable contactar con el servicio de recursos humanos, que puede ayudar a gestionar el diálogo para que no genere más conflictos.
Aprender de los errores
Es desagradable verse en la posición de quien comete un error. Es normal sentirse avergonzado y frustrado, tal vez incluso agraviado y humillado. Sea amable consigo mismo y no se juzgue demasiado duramente, especialmente si hay alguna manera de corregir el error. Acepta que todo el mundo comete errores y que lo más importante es evitar repetir errores. Date un tiempo para reflexionar, analizar la situación con honestidad e identificar la causa exacta. Si el evento fue traumático, puedes pedir un descanso para equilibrarte emocionalmente.
A veces, si se maneja con habilidad y decencia, un error puede convertirse en una oportunidad para aprender algo nuevo, mejorar o demostrar inventiva al encontrar soluciones efectivas para corregir el error o eliminar el riesgo de que vuelva a ocurrir.
Algunas personas ven el fracaso como un camino hacia el crecimiento personal. Eso no significa que tengas que seguir cometiendo errores, pero no podemos evitar notar que muchas personas exitosas han cometido grandes errores en el camino. Su secreto es que tuvieron la fuerza para afrontarlos y supieron aprender de esas malas experiencias.
Los errores pueden ser penalizados. Puede ser una amonestación o una sanción salarial. Acepten las sanciones, pero no las vean como una catástrofe. Es recomendable mostrar mucha atención a la actividad profesional que desempeñas, para no cometer otros errores. La mayoría de las veces, al cabo de unos días, la situación desagradable se olvida y todo vuelve a la normalidad, especialmente si se ha corregido el error.
Es cierto que todo el mundo comete errores. Lo que realmente importa es cómo gestionas esta situación, cómo entiendes el evento, qué aprendes de esta lección y cómo logras recuperarte moral y profesionalmente. Gestionada correctamente, toda esta situación puede resultar beneficiosa tanto para la persona en cuestión como para sus colaboradores.
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Fuente de la foto: Shutterstock.com
Autor: Sorina Priceputu y Alves Lucas
28 de junio de 2021
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